miércoles, 12 de mayo de 2010

Desde Haití, Zaloa nos escribe

Zaloa, una voluntaria de Bilbao, hace unos días que se fue a Haití y nos cuenta lo que ha visto y con lo que se ha encontrado.
                                                                                                                        
                                                                                                                       Haití,   10 de mayo de 2010
“Hola a todos,

Visteis la luna ayer por la noche? Estaba preciosa!
Me gustaría deciros que las cosas por aquí van muy bien, pero la realidad es bien distinta.
La cosa por aquí esta bien fea. Todo un país devastado por el terremoto. Puerto Príncipe ya no es una ciudad. No quedan muchos edificios en pie. Solo hay escombros y tiendas de campana por todas las esquinas.

El parlamento, la catedral, los bancos, los supermercados, las iglesias, colegios, las casas, hospitales... todo destruido. La gente todavía está en estado de shock.

Las réplicas todavía sacuden el país, y desbaratan la recuperación de toda una población. Muchas personas han perdido sus hogares y quienes tienen la suerte de tener todavía un techo sobre sus cabezas no se atreven a dormir dentro. Lo hacen fuera, delante de sus casas. También hay miedo a la violencia y al pillaje. Pero sobre todo, muchos haitianos me hablaron de su sentimiento de estar abandonados. No se les informa acerca de lo que les ocurrirá o lo que recibirán. No saben a dónde ir.

Todavía no se puede hablar de RECONSTRUCCION… lo que dicen llamarse "campos de refugiados"… es muy impactante. Las condiciones en las que sobreviven miles de personas hoy son vergonzosas. En las zonas de concentración, hay tal hacinamiento que las personas literalmente viven unas encima de otras. He visto gente durmiendo en el suelo, con sólo una sábana sobre sus cabezas como único cobijo. La gente lo ha perdido todo y algunas personas realmente se ven obligadas a comprar las lonas de plástico ellas mismas. Una situación así, no puede tolerarse. Lo que es más, las primeras intensas lluvias ya han empezado. Huele muy mal, puesto que no hay lavabos, sino letrinas. La falta de abrigo y de higiene representa un peligro no sólo en materia de salud pública, sino que también supone una intolerable violación de la dignidad humana de todas estas personas…”

          Zaloa Rentería

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